El gran milagro de la ciencia es conseguir que a través de un fenómeno se posible estudiar y determinar otro fenómeno. La curvatura de la luz, que constituyó la base para la invención del instrumento conocido hoy como refractómetro, permitió estudiar, probar y analizar la composición de muchos productos y materiales diferentes. Esto también incluye la determinación del contenido de sal de los líquidos. El refractómetro también permite determinar en poco tiempo el contenido de sal en líquidos. Los dispositivos pequeños portátiles se pueden utilizar en cualquier lugar donde se necesite comprobar del contenido de sal. Por ejemplo, con la ayuda de un refractómetro para salinidad, los propietarios de acuarios pueden comprobar el contenido de sal en el agua para que este siempre en el nivel adecuado. Una cantidad de sal excesiva resultaría fatal para ciertas especies de peces. Un refractómetro de salinidad es la herramienta ideal para evitar estos problemas. Además de la medición en el agua de mar y en acuarios o piscinas, la producción de alimentos es un importante campo de aplicación. Si se deja el gusto personal en un segundo plano, que naturalmente varía de una persona a otra, se aplican reglas y normas estrictas al contenido de sal en diversos productos (sopas, salmueras, verduras marinadas, pepinos, salsas, queso, tocino, etc.). Una cantidad excesiva o la falta de sal añadida durante el proceso de producción conllevan grandes riesgos, así como una corta vida útil del producto (si la cantidad de sal es demasiado baja) o simplemente un mal sabor.
El nivel de salinidad es un problema prioritario para los científicos y ecologistas de todo el mundo. El cambio del nivel de salinidad en los mares, lagos y suelos se está convirtiendo en un problema grave, que puede afectar al crecimiento y al desarrollo de la flora y la fauna. Los modernos instrumentos digitales permiten determinar de manera rápida y precisa la salinidad, garantizando así un control eficaz de forma regular.